viernes, 25 de enero de 2008

JESUS DIJO;

Léase Léase Marcos 5.24-34

Luego Jesús, conociendo en sí mismo la virtud que había salido de él, volviéndose a la compañía, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Y le dijeron sus discípulos:
Ves que la multitud te aprieta, y preguntas: ¿Quién me ha tocado?
-Marcos 5.30, 31 (RV 1909)
En esta lectura, notemos las palabras «tocar» y «apretar». ¿No es verdad que hay una gran diferencia entre tocar a Jesús y simplemente apretarlo? He ahí una multitud que sigue a Jesús y lo rodea tan de cerca que hasta lo aprieta, lo oprime. Y sin embargo, ninguna virtud salió de Él hacia ellos.
Pero aquí viene una pobre mujer, llena de confianza, que apenas si podía arrastrarse tras Él y tocar el borde de su vestidura, e inmediatamente la virtud del Señor salió hacia ella y fue sanada. La multitud apretaba a Jesús, pero sólo esta humilde mujer lo había tocado. En el tocamiento de ella, aunque muy suave, había necesidad y fe, y ¡qué poder tan maravilloso pudo obtener!
Sr. G. Báez Camargo
Oración:
Te damos gracias, nuestro Maestro y Salvador por la vida abundante y el poder que hay en ti para nosotros. Te rogamos que nos ayudes a sentir tan honda nuestra conciencia de necesidad, que nos duela y vengamos a ti humildemente y llenos de confianza. Tú nunca has enviado vacíos a los que han venido a ti en necesidad y con fe. Concédenos tu poder y enséñanos a hacer tu voluntad. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA
«Creo en Dios como creo en mis amigos, porque siento el aliento de su amor y su mano invisible, intangible, que me trae y me lleva y me estruja». Miguel de Unamuno.

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